jueves, 7 de noviembre de 2013

De la Gran Manzana a Recoger Manzanas


Ya era demasiado tarde cuando me enteré que ese día era el clásico del Real Madrid contra el Barcelona, ya había alquilado el auto y dudaba mucho que Natacha aceptara quedarnos sin oposición alguna. Así que proseguimos con el plan; puse a Valeria en su car seat y nos fuimos a recoger manzanas al campo.

La experiencia es agradable desde que sales de New York, el tráfico se vuelve menos pesado y comienzas a ver verde alrededor.

Toma cerca de dos horas llegar al pueblo de Marlboro en la parte norte del estado de New York. Nosotros íbamos por primera vez a un lugar llamado Weed Orchards y nos gustó bastante. A la entrada hay un granero donde venden curiosidades y dulces del campo. Luego hay una cerca con chivos y un gallo, Valeria se pegó de eso. Al lado hay una casita donde venden cinammon donuts que están espectaculares.

Valeria quería quedarse con los chivos.


Un amigo las compró y nos ofreció, yo pensé, “ok, voy a aceptar sólo una porque tengo que cuidar la panza”.  Metí la mano en la bolsa blanca de papel y quise agarrar la donut con la misma presión de siempre pero la donut se deshizo; estaba tan recién hecha que se hacía pedazos apenas la tocaba y además de eso, calientita. Agarré unos cuantos pedazos y los probé; la panza tuvo que esperar, tenía que comer más donuts.

Aparte de la buena comida, Weeds Orchard también tiene un playground bastante divertido para los chicos con un tren, un tractor y un pueblito del oeste, todos hechos en madera.

Luego fuimos a recoger manzanas, o mejor dicho, a que yo recoja manzana; Natacha y Valeria las recibían y comían. Sólo agarramos las manzanas Jonasgold; recomendadas para comer y hornear. Lo primero que me atrajo de esta manzana fue su color rojo vibrante y luego me sorprendió tanto la firmeza de su crujir al morderlas como la dulzura de su jugo.
Nótese las manzanas rojas a la izquierda de Valeria.

Weed Orchars tiene una vista impresionante y relajante, se veía montañas por todos lados además los árboles estaban cambiando de color por estar en otoño así que había hojas desde amarillas hasta rojizas.
La pasamos tan bien que fuimos unos de los últimos en irnos antes de que cerraran. Proseguimos a manejar las dos horas de vuelta a Brooklyn pero teníamos una cosa clavada en la mente, ¿por qué diablos no compramos donuts para el camino?

viernes, 1 de noviembre de 2013

Becas Caídas del Cielo


Cada vez que voy a la Florida, la paso bien visitando a mi primo Beto en Ft. Lauderdale; me cuenta historias de su negocio de grúa, vemos videos de Marc Anthony en vivo y nuestros hijos tienen edades similares así que la pasan bien juntos. Mi hijo mayor, Gianluca, tiene 15 años y todavía le faltan dos años para terminar el colegio, pero mi primo ya tiene a su hijo en el último año de high school y obviamente está preocupado de lo que va a ser después.

Coincidentemente poco después de visitar a Beto, me enteré que hay becas para chicos hispanos, osea dinero que compañías dan y le caen a uno del cielo. Una de ellas es la que ofrecen Coca Cola y el Hispanic Scholarship Fund. 

Mi primo y yo nacimos y nos educamos en otro país y no estamos tan al tanto de cómo funcionan las universidades aca o los beneficios que increíblemente se pueden obtener, por eso tenemos que pasarnos la voz nosotros mismos cuando nos enteramos cosas tan buenas como esta beca.

Si me dicen que Coca Cola le va a dar a Gianluca $20,000 para la universidad, lo amarro a una silla hasta que termine de llenar la aplicación por Internet. Sin agua, sin XBox.

A él le faltan todavía dos años para calificar pero los chicos del último año pueden aplicar; la fecha límite es el 15 de diciembre y la página es la de abajo:


El estudio es progreso y hay ayuda para lograrlo.

#CokeforEducation

Gino

Valeria y Gianluca pasándola bien en los cayos







miércoles, 17 de julio de 2013

El Doctor Perfecto Para Manos


La oficina del doctor era de forma rectangular y tenía tres paredes pintadas de amarillo tenue y una de un color fuerte vino tinto. A la izquierda de la puerta estaba una computadora puesta sobre un estante y su costado un mostrador con un caño pequeño. La cama para examinar estaba situada en la esquina opuesta a la puerta. Había sólo una pintura, una bastante colorida que tenía la dura misión de alegrar el espíritu de los visitantes, en este caso los visitantes éramos Natacha, Valeria y yo visitando el Hospital Shriners para Niños por primera vez en el frío mes de marzo. La pintura, que era abstracta y parecía un rompe cabezas con cada pieza de diferente color, se quedaba corta en su deber de animar el ambiente pero eso cambió menos mal cuando el Dr. Dan A. Zlotolow entró a la oficina.

El Dr. Zlotolow  un cirujano de manos de alrededor 50 años, con pelo rizado y bastantes canas, llegó con su buena y contagiosa vibra. Vino acompañado de su asistente, un tipo alto de alrededor 30 años.

El Dr. Zlotolow tenía muchas ganas de enseñarnos lo más que podía sobre el caso de Valeria;  por ejemplo, nos dijo que cuando un bebe nace sin pulgar o con mano en espejo, también tiene antebrazo en espejo. Eso quiere decir que en vez de tener un hueso radio y otro cúbito; tiene sólo uno de ellos pero duplicado. El codo no está diseñado para eso entonces tiene problemas para rotar. Volteamos a ver a Valeria que andaba lanzando piezas de Lego como una lanzadora de baseball profesional, osea los huesos de sus antebrazos estaban bien.

En eso el Dr. Alburger (el cirujano de los pies) entró a la sala; yo me sentí honrado de tener a dos eminentes doctores delante de mi y verlos hablar de logísticas como cuando podrían operar a Valeria. El Dr. Zlotolow dijo que podía operar cuando la bebé tenga un año y medio. Dr Alburger dijo que podía operar ya mismo.

“¿Estás diciendo que eres tan importante que prefieres operar sin mi?” le dijo el Dr. Zlotolow al Dr. Alburger quién pareció no apreciar la broma.

“Eso quiso decir, ¿no?” dijo el Dr. Zlotolow hablándome a mi.

“Sí, eso quiso decir”. Le respondí sonriendo.

El Dr. Alburger se fue de la oficina sin sonreír en lo más mínimo y yo sólo esperaba no haber ofendido al hombre que iba a tener los pies de mi preciada hija en carne viva en sus manos.

El Dr. Zlotolow nos explicó que era conveniente esperar para la cirugía porque los músculos de las manos de los bebes carecen de firmeza cuando tienen menos de 18 meses, sus músculos son como tela de arañas y por lo tanto no son lo suficientemente fuerte para que se agarren los puntos.

“Sean pacientes”, nos dijo el Dr. Zlotolow, “para operar sus manos, necesito que me den una mano”.

El juego de palabra nos hizo sonreír; el único que no sonrió fue el asistente del Dr. Zlotolow  supuse que debió haber escuchado ese chiste ya muchas veces.

El Dr. Alburger operó su parte en mayo con excelentes resultados en los pies de Valeria (el doctor hasta se mostró sonriente y nos apoyó bastante en las siguientes visitas). Sin embargo, las cuatro semanas después de la cirugía fueron muy duras. En enero le toca al Dr. Zlotolow hacer su parte; ya veo que la post cirugía va a ser igual de sacrificada; pero por lo menos con la experiencia anterior ya estamos preparados para lo que sea.

Valeria llevándola a Greta de paseo



lunes, 8 de julio de 2013

Magia Africana


Natacha y Valeria estaban jugando en el área para bebes del Brooklyn Public Library. Era en pleno invierno antes que Valeria tuviera la cirugía de los pies. Dentro del edificio, que tiene una entrada inmensa e impactante inspirada en la arquitectura del antiguo Egipto, una niñera se le acercó. Era una señora mayor con un fuerte acento africano. Estaba muy entusiasmada al ver que las manos de Valeria eran diferentes.

“¿Sus pies también son así?” le preguntó la mujer a Natacha muy animada.

“Sí y va a tener sus cirugías muy pronto”, le respondió Natacha.

“Ella no necesita cirugía; ella tiene cirugía porque tú quieres que la tenga”, dijo la mujer poniéndose molesta.

“Ella es una bebé bendecida”, agregó la mujer. “En África, los bebes que nacen con dedos extras son admirados porque llegan a ser personas grandes y fuertes; están destinadas a controlar sus destinos”.

Me pareció extremadamente raro que alguien cuestionara si había que operar a Valeria. Las creencias de la mujer iban contra del sentido común en general. Era una posibilidad que nunca a nadie se me hubiese imaginado.

Aún así, uno debe ser pragmático y analizar qué es lo mejor al largo tiempo. En cuanto a sus pies, a pesar de que Valeria se paraba de lo más bien, ellos eran diferentes uno del otro e iban a causar que Valeria caminara disparejamente afectando su cadera; una pierna iba a poner una presión diferente que la otra. Eso puede pasar desapercibido por un periodo corto pero después de 30 años, eso la iba a afectar.

En cuanto a sus manos, a pesar de que ella puede sostener cosas sin dificultad, ella va a poder tener un mayor ángulo para agarrar objetos.

La conversación con la mujer hubiese pasado al olvido sino fuese porque Valeria nunca se había enfermado antes de la cirugía. Ella tenía nueve meses cuando la operaron y para entonces yo desconocía lo que era verla mal. Me sentía con la mayor suerte del mundo porque mi primer hijo, Gianluca, que ahora tiene 14 años, se había enfermado varía veces para entonces y era lo normal.

Un par de meses después de la cirugía, a Valeria le ha dado el resfrío dos veces e infección al oído una vez. Yo sé que necesita enfermarse para que su sistema inmunológico se prepare para protegerse de todos los gérmenes del ambiente pero todavía estoy algo sorprendido de que antes ella nunca se había enfermado. Sólo espero que al remover lo que la hizo especial no haya removido alguna magia que le daba alguna protección especial.

domingo, 16 de junio de 2013

¡Feliz día del padre!

Con Natacha, Valeria, Greta y Gianluca. La mejor alegría de ser padre. 
Un gran abrazo a los papás en nuestro día.

lunes, 10 de junio de 2013

El Progreso de Valeria


Si me hubiesen cortado parte de los huesos de mis pies, yo andaría llorándole a mi mamá que nunca volvería a caminar. Pero afortunadamente, Valeria, como la mayoría de los bebes, se está curando rápido y no tiene el más mínimo recuerdo de que estuvo en cirugía.

Su progreso está yendo más rápido de lo anticipado.

Desde que por accidente, ella se quitó los yesos sólo a la semana de la operación, ella está con todas las ganas de pararse. A mi, aquella vez, de lo más ingenuo, ni se me ocurrió preguntarle al doctor aquel viernes qué hacer si ella quería pararse; fue un error que me costó caro.

Para mi era claro, ella estaba en dolor; para ella era claro, ella por fin estaba sin yesos y sólo quería gatear, saltar y caminar. Traté de ubicar al doctor y preguntarle qué hacer pero era el fin de semana y no me respondió hasta el lunes.

Loly, mi suegra, Natacha y yo terminamos muertos tratando de distraer a Valeria para que evitara apoyar los pies. Escuchamos todo el tiempo la canción del Osito Gominola y de Mickey la de “Hot Dog”, la dejamos jugar con los celulares y controles remotos de la casa y la cargamos por el departamento que de por si es pequeño. Cuando por fin el Dr. Alburger nos respondió, nos dijo, “esta bien que se para, es buena señal.”

Desde entonces, el suelo es su reino.

Tres semanas después, regresamos al Hospital Shriners para Niños en Filadelfia para que le removieran las vendas y la dieran completamente de alta. El Dr. Alburger apareció en su oficina con su asistente y llevaba en la mano un paquete nuevo de tijeras y vendas. Luego se sentó delante de Valeria, quien empezó a llorar, y empezó a desenrollarle las vendas hasta que los pies aparecieron frente a nosotros.

Tenían la cantidad correcta de dedos y su forma era casi ideal. Estaban todavía hinchados y el mayor daño era de las vendas que le habían frotado tanto la carne que por poco estaba en carne viva. En realidad, en algunos lugares lo estaba como en la parte superior del pie. El Dr. Alburger usó las tijeras para remover los hilos de los extremos; el resto de los hilos estaba dentro de la piel, el cuerpo de Valeria los iba a absorber. Las formas de los pies estaban al 90% de los esperado; lo que sí estaban al 100% eran los rayos X.

Ver las radiografía del antes y después de la cirugía fue un alivio inmenso y me dio una paz tremenda. Le dije a Natacha, “después de esto, necesitamos unas buenas vacaciones.”

Ahora le veo los pies a Valeria y me sorprenden como lucen; lo cual es inesperadamente agradable después de haberme acostumbrado a cómo lucían antes con el pie en espejo.

Estaba satisfecho de que por fin actuamos; fuimos pacientes porque teníamos la ansiedad de hacer algo desde mucho tiempo atrás; desde aquel momento hace más de un año cuando le estaban haciendo el ultrasonido a la barriga de Natacha, ya que llevaba a Valeria en su vientre, y la asistente del ultrasonido estaba sonriente pero de pronto se puso seria, imprimió unas imágenes y dejó la habitación. Regresó con una doctora mayor que se sentó delante de nosotros y nos dijo, “su bebé tiene un dedo extra en el pie derecho.”
Los nuevos pies de Valeria funcionan perfectamente bien

lunes, 20 de mayo de 2013

sábado, 11 de mayo de 2013

Los Yesos se le Salieron a Valeria


“Gino, es urgente, Valeria se sacó un yeso”, me dijo Natacha, llamándome al trabajo a las 6 de la tarde. “Ya hablé al hospital y me van a retornar la llamada cuando localicen al doctor. Sólo prepárate para cualquier cosa”, agregó.

Yo estaba con temor de que eso pasara. Sólo 6 días antes, cuando le estaban dando de alta a Valeria del hospital, el Dr. Alburger, el cirujano de Valeria, nos había prevenido, “los yesos tienden a salirse, así que manténganle los pies arriba”.
El Dr. Alburger y Valeria el día siguiente de su cirugía

Otro doctor del hospital (El Hospital Shriners para Niños de Filadelfia) devolvió la llamada ya que el Dr. Alburger estaba en cirugía. Este otro doctor le indicó como poner una venda temporal.

Valeria no tenía dolor, por el contrario; sonreía con una cara de felicidad que no se le veía en días; era obvio que el yeso la tenía malhumorada.

Llegué a casa del trabajo alrededor de la medianoche; Loly y Natacha tenían a Valeria en cama tratando de distraerla y evitar que se moviera pero era imposible, Valeria quería que la cargaran. Yo noté que la parte de arriba del otro yeso que todavía tenía puesto estaba a la altura del tobillo; eso me pareció muy extraño pues originalmente la tenia apenas debajo de la rodilla. Loly optó por cargar a Valeria para calmarla pero ella seguía pateando con los pies. En eso escuché un gran golpe en el piso de madera. El otro yeso se había caído.

Cuando le vi el pie, no podía creer que lo que estaba pasando era real; yo sentí que era un espectador en una película. El corte de la cirugía era desde el tobillo hasta el pulgar y todavía estaba cerrándose; el pie estaba hinchado y morado. Era la extremidad que le habían operado de pie en espejo; era un pie que le habían cortado la otra mitad; la mitad reflejada.

Valeria no tenía dolor por este pie tampoco pero Natacha no podía dejar de llorar o verle el pie; yo sentía el aire muy pesado para respirar. Menos mal que Loly pudo calmarnos.

Luego de un rato, cuando por fin nos tranquilizamos (Natacha volvió a ser la mujer fuerte que es y veía la herida sin que le afectara) le pusimos una media al pie, la aseguramos con cinta adhesiva y decidimos irnos a Filadelfia ya mismo. Así que fui a alquilar el auto, regresé por ellas y partimos. Nuestra meta era quedarnos en un hotel cerca del hospital para estar ahí a las 7:30 am cuando llegara el personal.

Valeria durmió toda la ruta desde Brooklyn a Filadelfia; en el camino nadie dijo una palabra, nadie puso música; nadie pidió parar para ir al baño; nadie quería despertar a Valeria.

Alrededor de las 3:30 am llegamos a Filadelfia. Valeria siguió durmiendo en el hotel y por toda la noche, algo que no había hecho desde antes de la cirugía.

Sentimos un alivio increíble al llegar al hospital por la mañana y aún más cuando por fin teníamos al frente al Dr. Alburger. Él la examinó y dijo, “la herida está sanando bien; no hay señal de infección; la quiero ver en dos semanas para sacarle los puntos”. Ya no le puso más yesos, sólo le vendó los pies. Cuando llamó a hacer su reporte telefónico antes de salir de la oficina dijo, “Valeria Ginocchio, tuvo cirugía hace 7 días, se le cayeron los yesos, está sanando bien, la madre hizo un buen trabajo con el vendaje.”
Finalmente en el Hospital Shriners esperando a ver al Dr. Alburger

Salimos del hospital sintiéndonos muy aliviados después de una noche desquiciada. Nos fuimos a Geno’s para comer sus famosos Philly Cheese Steaks. Sentados al aire libre, Natacha, Loly y yo por fin pudimos sonreír con Valeria.
Los yesos de Valeria

domingo, 5 de mayo de 2013

Valeria la Campeona



Valeria la Campeona después de ganarle a la cirugía en las Escalinatas de Rocky, Filadelfia

jueves, 2 de mayo de 2013

Valeria salió de cirugía


Todo fue muy bien. Ya está despierta viendo sus cartoons. Gracias a todos por sus buenos deseos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Vino Ayuda de Cuba


A comienzos del 2012, llamé a la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (es el consulado de EEUU pero allá tiene otro nombre por el embargo) y pedí una cita para la visa de Loly, la mamá de Natacha que vive en Cuba. Me la dieron para noviembre del 2016.

Loly quería estar en Nueva York para el nacimiento de Valeria pero se lo tuvo que perder y quería ayudarnos durante la cirugía de Valeria, lo cual Natacha y yo necesitábamos pero era muy complicado operar a Valeria en Cuba.

Mientras tanto, seguíamos buscando el doctor perfecto en los Estados Unido y encontramos el Hospital Shriners Para Niños en Filadelfia; ellos fueron espectaculares y pusieron la fecha para la operación sin demora.

Le mencionamos a Loly que estábamos contentos con los cirujanos que habíamos encontrado y que íbamos a iniciar el proceso en una semanas osea para mayo del 2013. Ella mencionó que había escuchado que la Sección de Intereses estaba acelerando las citas para las visas; así que yo sin ninguna esperanza llamé.

Cuando los contacté me preguntaron por la información de Loly y en eso me dijeron, “tenemos una cita disponible para el 16 de abril del 2013”.

Yo pensaba, “¿El 2013? ¿Eso es en cuantos años? Espera, ¡Eso es en dos semanas!”

“¿La toma o no?” me dijo la operadora de la Sección de Intereses. Yo estaba todavía sorprendido así que me demoré en responder unos segundos pero le dije, “sí, la tomamos”.

En menos de 14 días, Natacha y yo teníamos que juntar los documentos para probar que podíamos invitarla financieramente y Loly juntar los documentos para probar que tenía lazos fuertes para regresar a Cuba. El lazo más fuerte era que ella es la única persona que se encarga de su mamá, Nancy, quien ya tiene 87 años.

El 16 de abril sólo 35 personas de 700 recibieron visas para los Estados Unidos; una de ellas fue Loly.

Ella no tenía teléfono pero un familiar de ella me mandó un email con el resultado después de la cita. Llamé a Natacha, quien estaba desesperada por la noticia, por el video chat. Cuando se lo dije empezó a saltar de alegría y de pronto me dijo que me tenía que cortar, “Se lo tengo que contar a la familia”, mencionó.

Después de recibir su visa, Loly regresó a Bayamo, empacó, dejó arreglado el cuidado de Nancy por los tres meses que iba a estar fuera y voló para Miami. Todo en tres días.

Se quedó unos días en Miami visitando unos familiares y finalmente llegó a Nueva York anoche. Valeria se resistió a que Loly la cargara al comienzo pero luego de unos trucos de abuela, Valeria cedió.

Natacha y yo finalmente vino la ayuda de Cuba que necesitábamos y justo a tiempo. Estamos listo para irnos manejando a Filadelfia para la cirugía del pie en espejo.

martes, 30 de abril de 2013

Lista de Quehaceres Antes de Ir a Filadelfia

1- Reservar el hotel - listo
2- Recoger el auto - listo
3- Verificar que Valeria todavía entra en el car seat - listo
4- Ir por la suegra al aeropuerto La Guardia - No listo, pero casi.

miércoles, 24 de abril de 2013

Tenemos Cirugía en Mayo

El lobby del Hospital Shriners estaba tranquilo, sólo estábamos Natacha, Valeria y yo esperando nuestro turno en el mes frío de marzo. En la pared había una pintura larga de unos niños contentos con muletas y en sillas de ruedas avanzando hacia una meta. Los ayudaban unos señores con fez, los sombreros rojos de la masonería que parecen baldes de cabeza. Los sombreros pueden parecer graciosos pero la labor de los masones es extremadamente seria, es la de juntar dinero para el Hospital Shriners para Niños como este de Filadelfia que estábamos visitando por primera vez.

Part of the inspiring painting in the lobby of Shriners Hospital for Children in Philadelphia

Después de llenar formas, fuimos a la sala de espera de los doctores. Nos sentamos frente a una adolescente que tenía ambas piernas prostéticas. También le faltaba el antebrazo izquierdo y el brazo derecho estaba casi completo salvo que sólo tenía dos dedos en la mano. A pesar de todo, era súper veloz texteando; y cuando ella y su mamá se pararon para irse, se abrió la puerta del elevador; la niña corrió hacia él para aguantarlo y le gritaba a la mamá, “¡Dale mamá!” Me alegró mucho ver que era una típica adolescente hiperactiva.

Unos minutos más tarde nos llamaron a la oficina del doctor. Ahí había una cama para pacientes cubierta con papel que Valeria rompió lo más rápido posible. Boté los pedazos y volví a cubrir la cama con papel pero el huracán Valeria fue rápido en volver a hacer destrozos; fue entonces que entró el Dr. Alburger, el cirujano de pies. En sus 60s, con pelo gris y una voz amable, el Dr. Alburger ni se dio cuenta del desorden. “Ella esta fuerte, patea duro”, nos dijo cuando le examinó las piernas. “¿Tienen los rayos X?” preguntó. Le dimos el CD a su asistente quien se fue a bajar las imágenes, también le dimos las radiografías que tomamos en Cuba, a la antigua pero efectivas, él las agarró, las puso contra la caja de luz y nos dijo lo que pensaba hacer.

Nos dijo lo del pie en espejo, cómo iba a operar y en eso agregó, “voy a operar por la parte interna del pie derecho, cosa que la cicatriz no será visible.” Ese comentario me sorprendió porque yo estaba preocupado por que el pie funcione más que por su estética pero el Dr. Alburger fue más allá de eso y se preocupó de todos los ángulos lo cual nos dio una señal de que estábamos en buenas manos.

“Puedo operarla cuando en cualquier momento; hablen con mi asistente para coordinar una fecha”, nos dijo.

“Pero pensé que había que esperar hasta que tuviera el año”, le mencioné.

“Podemos hacerlo en cualquier momento”, respondió.

Cuando salió del cuarto, su asistente nos dijo que Mayo estaba disponible. También dijo, “la cirugía va a tomar de 3 a 4 horas. Se va a quedar una noche con uno de los papás y va a tener yeso por 3 o 4 semanas”.

Estábamos contentos después de conocer al Dr. Alburger y también sorprendidos de lo pronto de la cirugía. El Hospital Shriners había sido genial y todavía nos faltaba conocer al cirujano de manos.

Valeria desconoce el daño que les ha causado a las extraordinarias personas del Hospital Shriners para Niños




viernes, 19 de abril de 2013

Valeria Destrozando el Hospital Shriners de Filadelfia


Natacha observa a Valeria romper todo el Hospital Shriners de Filadelfia; que no se entere el doctor.

lunes, 15 de abril de 2013

Encontramos el Hospital Para Niños Perfecto

La primera vez que escuchamos el término “pie en espejo” vino del Dr. Miki del Miami Children Hospital (Hospital de Niños de Miami). Él también nos dijo que podía operar las manos de Valeria y crear los pulgares (lo cual nos alegró porque desconocíamos que se podía hacer) pero tenía que encontrar en Miami un cirujano especialista para los pies. Natacha y yo le explicamos que nos gustaría tener las cirugías de Valeria en esa ciudad; él comprendió eso pero nos comentó algo que cambió toda nuestra búsqueda, “si Valeria fuera mi hija, yo la llevaría a Shriners”.

El Shriners Hospital for Children (Hospital Shriners Para Niños) es uno de los mejores centros de salud del mundo, especializándose en ortopedia, cuidado de quemaduras, paladar y labio leporino y lesiones a la espina dorsal. Hay otro campo donde también sobresalen y ese es el trato excelente que le dan a uno. En su website lo mencionan y nosotros pudimos corroborarlo cuando los conocimos.

Pero antes de visitarlos y después de ver al Dr. Miki en Miami, nosotros nos enfocamos primero en averiguar lo más que podíamos sobre “pie en espejo” y Hospital Shriners.

Sobre el “pie en espejo”, descubrimos que es muy raro el caso (Dr. Miki también nos dijo eso) y generalmente está asociado con un síndrome; afortunadamente Valeria, a quién le han hecho muchísimos exámenes genealógicos detallados en el Hospital New York Presbyterian, no ha salido positivo en ninguno de ellos.

También encontramos varios reportes de casos tratados con éxito y uno de ellos nos llamó la atención, era un artículo sobre el doctor Hidehiko Kawabata, M.D. Vicepresidente de la Sociedad Japonesa para Cirugía de la Mano. Le mandamos un email larguísimo tratando de explicar lo más que podíamos nuestro caso. Él nos respondió con una línea corta y concisa, “Yo les recomiendo el Dr. Scott del Hospital Shiners en Filadelfia.”

Del email del Dr. Kawabata junto con la recomendación del Dr. Miki y con un poco de investigación de nuestra parte, nos dimos cuenta lo importante que era el Hospital Shriner. Ahora teníamos que contactarlos con la esperanza de que aceptaran nuestro caso.

Y lo hicieron.



Valeria y Natacha en el Shriners Hospital for Children en Filadelfia










domingo, 14 de abril de 2013

Por fin salimos a disfrutar de Brooklyn

Valeria y Natacha disfrutando un día de primavera en Brooklyn, New York



lunes, 8 de abril de 2013

Cuando la primavera dura todo el año



Si todos los días caminaba automáticamente al tren C de Brooklyn, hoy por fin aprecié el camino hasta la estación pues la primavera había llegado. Hoy no me tuve que vestir como astronauta para salir a la calle ni pensar qué hago matándome de frío cuando existe un lugar como Cuba con calor todo el año; y si cuando la visité hubo algo que me pareció raro, como la falta de privacidad, después de tanto frío a veces pienso que puedo vivir con eso.

Cuando fui a Bayamo por primera vez, fuimos al hospital Céspedes para que Natacha se haga unas pruebas ya que estábamos esperando a Valeria. Parados en el lobby, en la puerta de la oficina del doctor, noté que la caja de luz donde se ponen los rayos X estaba en una pared. De pronto vi que los doctores salían de sus oficinas con los pacientes a ver las placas con sus pacientes y discutir sobre ellas delante de todos los que pasaban. Era una caja de luz comunitaria.

“¿Quieres ver la sala de cuidados intensivos?” Me preguntó Loly, mi suegra.

“Sí,” le dije sorprendido de que podía visitar esa sala sin problemas.

Ninguna puerta ni ningún trabajador del hospital nos impidió que entráramos al cuarto rectangularmente largo de cuidados intensivos. Había como una docena de camas a ambos lados. Algunos pacientes estaban durmiendo y otros conversando con las visitas. Era un ambiente bastante movido para ser un lugar donde yo asumía tenía que primar la calma.

Luego de unos minutos, nos llamaron para entrar a ver el doctor, pero no solos, sino con una mujer en sus 30s acompañada de su mamá. Yo pensé que las mujeres iban a hacer una pregunta rápida al doctor e irse, pero más bien se sentaron junto a Natacha y a mi.

Sin tener la más mínima preocupación de que estábamos ahí, el doctor sacó los resultados de un examen y le dijo a la mujer, “las pruebas salieron bien, el dolor no es nada; usted está bien.” “Pero doctor, mi papá sufrió de dolor de espalda toda su vida, quizá yo sufra de lo mismo.” El doctor le aseguró que estaba bien y cuando la mujer por fin se convenció, ella sacó una bolsa con un sándwich y un jugo hechos en casa. “Aquí un detalle para usted doctor,” le dijo ella. “No, no se hubiese preocupado,” le dijo el doctor. El juego de ofrecimiento y rechazo fue de ida y vuelta por un instante; “Miren, si nadie lo quiere, yo me lo como”, pensé.

Pero el doctor por fin cedió al regalo, entonces la mujer se fue con su mama lo cual fue un alivio porque ya me preocupaba que nos hicieran las pruebas con dos desconocidas observando.

Pero hubieron experiencias también en Bayamo que me parecieron invalorables. En vez de mandar textos y descubrir lo que los conocidos están haciendo, la gente se conecta en persona. Las puertas de las casas están abiertas casi todo el tiempo, lo hacen también para que circule un poco de aire pero a la vez los vecinos pasaban si anunciarse, tomaban un cafecito y charlaban por un rato. Y cuando veíamos las novelas brasileras por las noches, venían siempre personas diferentes a acompañarnos lo cual hacía que siempre hubiera tópicos distintos para hablar.

Con la primavera por fin de vuelta en Nueva York, he vuelto a amar esta ciudad y estoy feliz con la privacidad de los hospitales de acá, pero extraño la conexión con personas frente a frente, claro que ahora con un mejor clima puedo empezar a ejercer eso.
 

Natacha y Loly en la prueba de ultrasonido en Bayamo, Cuba

miércoles, 3 de abril de 2013

Una Bebe Feliz

Valeria feliz con su leche



lunes, 1 de abril de 2013

Consiguiendo un Doctor en Cuba


Hemos decidido dejar pasar la excelente oportunidad de ir con el Dr. Salles. Continuamos nuestra búsqueda y una opción aún mejor se ha presentado en Filadelfia. Sin embargo, aprendimos mucho consiguiendo un doctor en Cuba y si alguien me pregunta sobre qué recomendaría sobre este camino yo diría:

1- Prepárate para obedecer el sistema
En nuestro segundo día en La Habana, una enfermera nos toca a la puerta. “¿Están Natacha, Valeria y Gino Ginocchio aquí?” dijo ella con una voz muy autoritaria. Nos pidió los pasaportes y nos preguntó cuándo llegamos y cuándo nos pensábamos ir. Después de tomar notas nos dio dos pedazos de papel. “Mañana tienen que ir al policlínico a hacerse pruebas,” nos dijo. “¿Por qué?” le preguntamos. “Para asegurarnos que están bien de salud; la bebé no tiene que ir.” Esto nos preocupó pero teníamos que ir; sino lo hacíamos venían a buscarnos o no nos dejaban salir del país.

En la mañana siguiente estábamos en el policlínico, esperando en la cola del laboratorio con unas 20 personas de cuba. En la pared había un letrero promoviendo el comer saludablemente con imágenes de vegetales. De pronto una persona mayor de la cola comentó, “quieren que comamos esos vegetales ¿pero dónde los encontramos? no hay por ninguna parte”. Otra persona mayor respondió, “así es; lo único que yo veo en la calle son manís; todo el mundo está vendiendo manís. A mi vecina le ofrecieron trabajo en un hospital pero prefiere vender manís; hace más dinero con eso”.

Después de una hora, nos llamaron a un cuarto apretado; la asistente nos picó en el dedo con navajas nuevas y puso una gota de sangre en un vidrio pequeño. Yo le pregunté “¿Para qué es esta prueba?” “Para la malaria”, nos respondió, “tenemos reportes de que hay casos en Africa". Luego agregó, “si sale positivo, los vamos a buscar mañana, sino aquí termina”.

Nunca escuchamos más de ellos.

2- Toma el clima en serio
La Habana es extremadamente húmeda y no hay aire acondicionado en todos lados. Tener el yeso puesto en los 90 grados y con humedad puede ser muy sacrificante. Yo he estado 2 veces en La Habana; le primera vez fue en abril y tuve que dormir con un ventilador tirando aire toda la noche. La segunda vez fue en enero y el clima estaba agradable con una briza refrescante por la noche; no es lo mejor para acostarse en una silla de playa pero sí para acostarse en una cama de hospital.

3- Haz muchísima investigación
A nosotros nos recomendaron el Dr. Salles de muy buenas fuentes y a pesar de que Internet es limitado en Cuba, hay información que pude averiguar. El Dr. Salles tiene un estudio publicado sobre los beneficios de la energía piramidal; el estudio fue hecho con un grupo de 251 personas y fue bastante positivo. También tiene un estudio publicado de un paciente que sólo tenía un hueso en el antebrazo en vez de dos y el tratamiento favorable que siguió. Tengo que admitir que fue este último artículo el que tuvo más impacto en mi.

Espero que estos consejos ayuden a quien esté consiguiendo un doctor en Cuba. Nosotros hubiésemos podido tratar el pie en espejo de Valeria en el hospital Frank País de allá; era una oportunidad que valía oro. Pero buscando un doctor, tienes que buscar por diamantes y los diamantes nos están en la superficie, hay que cavar profundo para encontrarlos.


Natacha, Valeria y yo en el Hospital Frank País de La Habana, Cuba

Sus comentarios, "likes" o "twits" son muy valorados; les agradezco de antemano cualquier interacción.

lunes, 25 de marzo de 2013

Los Abuelos Viajan a Varadero


Mati había estado en cama enferma por dos meses debido a un dolor del nervio ciático; Yuclemen había tenido la flora intestinal arruinada por años lo que le causaba constante diarreas, así que fue pura coincidencia que las enfermedades de ellos, mis papás, justo se dieran un descanso cuando Valeria, Natacha y yo estábamos listos para ir a Cuba desde Nueva York. Mati y Yuclemen aprovecharon la oportunidad sin ninguna demora, hicieron reservas de último minuto y viajaron de Perú a Cuba a conocer a Valeria, su nieta.

Tuvieron muchas agallas para hacer este viaje; la salud se les podía quebrantar en cualquier momento; aún así lo hicieron y nos llevaron alegría y algo inesperado; esperanza para el tratamiento de Valeria.

Mis papás están en alrededor de los 70 años y ya habían sufrido una gran decepción queriendo viajar a conocer a Valeria cuando ella nació. Habían preparado el viaje a Nueva York por meses, pero cuando la fecha se acercó mi mamá cayó enferma. Tristemente, tuvieron que cancelar todo.

Los meses pasaron y no sabían cuando iban a conocer a su nieta; ella no iba a ir a Perú por el momento ya que sus cirugías eran prioridades; pero finalmente la suerte les sonrió y ellos decidieron arriesgarse y viajar.

Después de varias horas de vuelo, una parada en El Salvador, y una larga manejada de La Habana a Varadero, finalmente llegaron a conocer a Valeria. Mi mamá no la quería soltar a pesar de tener dolores musculares y mi papá, a quien yo siempre lo he visto duro y estricto, estaba que cargaba y besaba a Valeria. No se enfermaron para nada durante el viaje, por el contrario, se rejuvenecieron; de pronto se dedicaron a hacer actividades ellos solos, como irse en los tours que uno sube y baja del bus, pedirle a los bartenders de su hotel que les preparen bebidas exóticas e irse a ver el show del Tropicana días después en La Habana.

Hicieron lo que se tiene que hacer a la edad que la salud se vuelve impredecible. Disfrutaron el ahora; la oportunidad se les presentó y la aprovecharon al máximo. 

En nuestro último día juntos, nos salieron con una sorpresa, ellos sabían de que la operación del pie en espejo de Valeria salía más cara de lo que esperábamos, entonces nos dijeron que nos iban a ayudar. El que nos dijeran que podían cubrir parte de la primera cirugía nos llenó de alegría y esperanza. Abrieron la pequeña posibilidad de tener un gran cirujano en Cuba y de tener la ayuda de Loly, la otra abuela.

Los abuelos viajaron a Varadero tomando un riesgo para conocer a Valeria y para hacernos saber que estaban ahí para apoyarnos. Valeria tiene la suerte de tener unos abuelos fabulosos como yo me siento afortunado de tener unos padres fabulosos .
Mati, Yuclemen, Valeria y Natacha en Varadero

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