sábado, 11 de mayo de 2013

Los Yesos se le Salieron a Valeria


“Gino, es urgente, Valeria se sacó un yeso”, me dijo Natacha, llamándome al trabajo a las 6 de la tarde. “Ya hablé al hospital y me van a retornar la llamada cuando localicen al doctor. Sólo prepárate para cualquier cosa”, agregó.

Yo estaba con temor de que eso pasara. Sólo 6 días antes, cuando le estaban dando de alta a Valeria del hospital, el Dr. Alburger, el cirujano de Valeria, nos había prevenido, “los yesos tienden a salirse, así que manténganle los pies arriba”.
El Dr. Alburger y Valeria el día siguiente de su cirugía

Otro doctor del hospital (El Hospital Shriners para Niños de Filadelfia) devolvió la llamada ya que el Dr. Alburger estaba en cirugía. Este otro doctor le indicó como poner una venda temporal.

Valeria no tenía dolor, por el contrario; sonreía con una cara de felicidad que no se le veía en días; era obvio que el yeso la tenía malhumorada.

Llegué a casa del trabajo alrededor de la medianoche; Loly y Natacha tenían a Valeria en cama tratando de distraerla y evitar que se moviera pero era imposible, Valeria quería que la cargaran. Yo noté que la parte de arriba del otro yeso que todavía tenía puesto estaba a la altura del tobillo; eso me pareció muy extraño pues originalmente la tenia apenas debajo de la rodilla. Loly optó por cargar a Valeria para calmarla pero ella seguía pateando con los pies. En eso escuché un gran golpe en el piso de madera. El otro yeso se había caído.

Cuando le vi el pie, no podía creer que lo que estaba pasando era real; yo sentí que era un espectador en una película. El corte de la cirugía era desde el tobillo hasta el pulgar y todavía estaba cerrándose; el pie estaba hinchado y morado. Era la extremidad que le habían operado de pie en espejo; era un pie que le habían cortado la otra mitad; la mitad reflejada.

Valeria no tenía dolor por este pie tampoco pero Natacha no podía dejar de llorar o verle el pie; yo sentía el aire muy pesado para respirar. Menos mal que Loly pudo calmarnos.

Luego de un rato, cuando por fin nos tranquilizamos (Natacha volvió a ser la mujer fuerte que es y veía la herida sin que le afectara) le pusimos una media al pie, la aseguramos con cinta adhesiva y decidimos irnos a Filadelfia ya mismo. Así que fui a alquilar el auto, regresé por ellas y partimos. Nuestra meta era quedarnos en un hotel cerca del hospital para estar ahí a las 7:30 am cuando llegara el personal.

Valeria durmió toda la ruta desde Brooklyn a Filadelfia; en el camino nadie dijo una palabra, nadie puso música; nadie pidió parar para ir al baño; nadie quería despertar a Valeria.

Alrededor de las 3:30 am llegamos a Filadelfia. Valeria siguió durmiendo en el hotel y por toda la noche, algo que no había hecho desde antes de la cirugía.

Sentimos un alivio increíble al llegar al hospital por la mañana y aún más cuando por fin teníamos al frente al Dr. Alburger. Él la examinó y dijo, “la herida está sanando bien; no hay señal de infección; la quiero ver en dos semanas para sacarle los puntos”. Ya no le puso más yesos, sólo le vendó los pies. Cuando llamó a hacer su reporte telefónico antes de salir de la oficina dijo, “Valeria Ginocchio, tuvo cirugía hace 7 días, se le cayeron los yesos, está sanando bien, la madre hizo un buen trabajo con el vendaje.”
Finalmente en el Hospital Shriners esperando a ver al Dr. Alburger

Salimos del hospital sintiéndonos muy aliviados después de una noche desquiciada. Nos fuimos a Geno’s para comer sus famosos Philly Cheese Steaks. Sentados al aire libre, Natacha, Loly y yo por fin pudimos sonreír con Valeria.
Los yesos de Valeria

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