domingo, 9 de febrero de 2014

A Jugar al Brooklyn Children's Museum



Tenía dos opciones, pasar el domingo en cama o levantarme e ir con Valeria al Brooklyn Children's Museum. Estoy contento que opté por salir de casa y pasar un buen rato en el museo.

Llegamos un poco después de las 10 con la esperanza de ser de los primeros a la hora de abrir. Supongo que muchos padres pensaron lo mismo porque ya había un buen grupo de gente.

Me encanta ir a la sección de niños menores de 18 meses; la gente lo respeta, cuando los niños grandes entran con los ojos saliéndose por agarrar los cubos de colores, los papás son bastantes responsables y les dicen a sus hijos que salgan porque son áreas de bebés.

Ahí nos pasamos cerca de dos horas, Valeria mueve los cubos de un lado a otro, abraza los peluches y juega con la casita de bolitas y puertas.

"¿Qué es este juguete nuevo?"

Uno de los padres comenta, “es increíble la energía que queman aca”. Y es verdad, Valeria tiene sus juguetes en casa y diría yo bastantes, pero esto es todo nuevo y con más espacio.
"Tengo mucho trabajo"

Nuestra siguiente área de visita fue donde los bloques de construcción, aquí van los niños más grandes y donde Valeria ya tiene que empezar a ir, admito que me tengo que llenar de valor y soltarla ahí, si por mi fuera la llevaría en una burbuja para que ningún niño la toque, nadie le quite lo suyo. Pero esto de ser papá nuevamente después de 14 años, me tiene que reentrenar a ser paciente.

La paciencia dio resultados y Valeria la pasó bien construyendo torres.

Por último fuimos a los juegos de agua, yo estaba más entusiasmado que ella, los niños lo disfrutaban mucho pero Valeria ya estaba cansada para entonces así que nos fuimos a casa.
     
"Papá, yo sé que te gusta el agua, pero quiero descansar"

Al llegar la senté en su silla para darle de comer pero al instante se quedó dormida. Ella había quemado energías y sin darme cuenta, yo también, ahora los dos a descansar.

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