Es liviano, elegante, un prodigio en
tecnología pero no es un auto, es el coche de Valeria.
¿Por qué me encanta? Pesa sólo 8.5 libras
y aguanta el golpe, ideal para bajarlo y subirlo por el subway.
Para tomar el tren 3, yo tengo que bajar y
subir 2 pisos con el coche y Valeria sentada en él, son otras 20 libras más. Yo
lo aprieto con fuerza y samaqueo, si se le sale un tornillo, Valeria corre el
peligro de terminar hecha un tamal. Pero después de un año eso no ha
pasado—estoy tocando madera.
Tengo también una técnica para las
escaleras, apoyo el coche contra mi cadera, es cosa de física porque el peso se
siente menos. Esto puede parecer obvio pero hace poco estuve en Miami donde eso
de andar por escaleras es tan desconocido como el tráfico agradable y en el
parqueo público de la 17 en South Beach, el elevador se había malogrado; un
tipo de músculos engrandecidos estaba con un coche y no tenía idea cómo bajar.
Inclusive le insinuó a su pareja que agarrara el coche por delante, ella le dio
una mirada sorprendida. No sé cómo terminaron porque yo usé mi técnica “subway”.
Quizás llegue algún día a sentarme en un
McLaren 650S Spider, con todos sus caballos de fuerza pero por ahora estoy
extremadamente contento con el McLaren Volo donde yo soy el caballo de fuerza.
Miren cómo la modelo sigue dormida mientras es cargada en su McLaren.
#mclarenstroller